Cuando murió Isabel I de Rusia en 1762, en su guardarropas fueron hallados 15.000 vestidos. Acostumbraba a cambiarse de ropa dos, e incluso tres veces por noche.
Tuvo mala suerte con sus prometidos: Algunos murieron, y otros la dejaron. Había estado prometida al rey Luis XV de Francia, al zar Pedro II, al duque de Chartres, al duque de Borbón y al conde de Charolais. Su último prometido, el príncipe Carlos Augusto de Holstein Obispo de Lübeck y candidato a la corona de Curlandia, había muerto de viruela. Su gran amor de juventud fue el Conde Simon Narishkin, del cual fue separada violentamente. Aun así contaba con una pequeña corte de amantes. Isabel necesitaba estar con alguien. Tuvo romances con los Chouvalov (Alejandro y Pedro), con Miguel Vorontsov y con dos personajes más de apellidos Lestocq y Schwartz.
Los oficiales de su guardia la adoraban, entre otras cosas porque aceptaba ser la madrina de sus hijos. Los soldados iban a hablar con ella a su casa de campo. Tuvo de amantes a varios de ellos, incluido un tal Razoumovski, con quien acabaría casándose en secreto.
Isabel hablaba en francés y aunque leía, instaura un período o etapa de cultura francesa que sucede al de la cultura alemana de Pedro I y de los reinados siguientes. Las institutrices y los maestros franceses proliferaban entre la aristocracia. El francés llega a ser para muchos como su segundo idioma, y París, debía visitarse por el noble que se preciase como tal. Francia era "lo máximo", para ellos, como para otros sería Alemania, Austria o Inglaterra.
Dejó como sucesor a su sobrino Pedro III, hijo de su hermana mayor y de Carlos Federico, duque de Schleswig-Holstein-Gottorp, quien nació en Alemania en 1728 pero lo adoptó en 1741.
Hace 3 años
1 comentario:
Me parece que nuestra reina Sofia ya va por los 9500 vestidos, y Leticia por los 2500... en tercera posición Maria Teresa Fernandez de la Vega.
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